A continuación, quiero dirigirme a los que ya hemos nacido
de nuevo por la fe en Jesús. Honestamente sé muy poco de jardinería, pero creo
que no se necesita ser una experta en el tema para conocer que toda planta
necesita ser cuidada, regada, abonada. De la misma forma, toda relación
requiere de un cultivo intencional, en especial nuestra amistad con Dios. En lo
adelante, sugiero algunos puntos para avivar nuestras almas delante del Señor:
Reconoce al Iniciador de la relación y adóralo. Hebreos 12:2
nos exhorta a mantener la mirada en nuestro Salvador Jesús porque Él es el
Autor de nuestra fe, quien nos ha devuelto la paz con el Padre. Y no solo el
Autor de nuestra fe, sino también el Perfeccionador. Contemplemos Su gracia y
doblemos las rodillas de nuestros corazones ante Él.
Tengamos conversaciones de mente y corazón con nuestro
Amado. Me refiero a que nuestras vidas deben estar saturadas del estudio
sistemático de la Palabra (Col. 3:16) y de oraciones frescas que surjan del
mismo. Usemos la mente para pensar sobre las Escrituras y el corazón para
apasionarnos por Su verdad hasta llevarla a acciones.
Fuente: http://laibi.org/component/k2/item/1292-nuestra-amistad-con-dios
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